Ansiedad deportiva: ¿Cómo afrontarla?

Sep 21, 2021

Ciertas formas de pensar vislumbran que el término ansiedad no puede, no debe, no tiene que aparecer en el entorno del deporte, y mucho menos en un competidor de alto nivel que se supone que, debido a su experiencia, controla la situación. Pero la realidad es otra, por ello en este artículo contamos cómo afecta la ansiedad deportiva en el entorno psicológico del deportista.

¿Qué es la ansiedad deportiva?

Primero de todo debemos comprender el significado de ansiedad deportiva. La ansiedad en el deporte es el estado psicológico caracterizado por experimentar un nivel de tensión elevado en la actividad, normalmente detonado por una reacción de estrés.

El término ansiedad deportiva está comprendido a nivel social como negativo, impropio y desadaptativo. Pongamos un ejemplo: un deportista que, gracias a un período temporal de preparación y dedicación, se presenta a una competición con cierto nivel de dificultad. Esta preparación explica la importancia que para esta persona tiene esta competición, que podemos etiquetar como prioritaria. Pensemos, un evento de estas características, ¿puede liberar tensión y preocupación?, ¿es normal que esto suceda? o, ¿nos sorprendemos por experimentar este nivel de alteración?

Síntomas de la ansiedad en el deporte y depresión: mareos, crisis, estrés, etc.

¿Cómo identificar ansiedad en el deporte? Los síntomas de la ansiedad deportiva son muy variados, como sudoración en exceso antes de competir, palpitaciones, sensación de cansancio, dificultad al respirar, tensión muscular, malestar estomacal, desenfoque en la visión, etc.

Al instante que nuestro cuerpo dispara este conjunto de señales, nuestra mente, como mecanismo de protección y adaptación, proyecta múltiples pensamientos de carácter intrusivo como: no puedo hacerlo, no sé si seré capaz de hacerlo, seguro que me equivoco, voy a hacer el ridículo, seguro que me supera con facilidad, etc. Estos pensamientos aumentan aún más las sensaciones somáticas, bloqueando aún más nuestro cuerpo.

¿Cómo afecta la ansiedad en el rendimiento deportivo?

Observemos el caso de Simone Biles, una deportista de altísimo nivel olímpico y mundial, que objetivamente ha mostrado y muestra que puede y es la mejor, pero, ¿qué le dice su subjetividad?, ¿qué hay en esos pensamientos que disparan ese bloqueo con fuerza?. En este caso, ¿creéis que es consciente de su capacidad? o ¿la ha olvidado? Gestionar este problema de ansiedad deportiva tiene solución, sólo hay que conocer cómo, y ser conscientes que el cómo soy capaz de alcanzarlo.

Atender y tratar esta reacción natural de nuestro cuerpo alerta más nuestras alarmas, desplegando un conjunto de contramedidas que dificultan nuestro hacer en cada actividad. Estas contramedidas las podemos etiquetar como sensación de ahogo, sudoración, cansancio, experimentación de bloqueo corporal y mental, lluvia de pensamientos intrusivos. Etc. El cúmulo de todas definen una interpretación de incapacidad situacional, que puede imposibilitar el desempeño.

Cómo controlar la ansiedad en deporte competitivo

Una vez que explicamos todos estos detalles, debemos explicar el verdadero secreto para eso que llaman control de la ansiedad, no es más que trabajar en un concepto que se denomina normalización de la misma.

Para entender cómo controlar la ansiedad en el mundo del deporte, debemos saber a gestionar las emociones tal y cómo hacemos en nuestra gabinete.

La normalización consiste en establecer una habituación a las sensaciones y pensamientos provocados por una situación que despierta tensión. Pero, cómo queremos controlar la ansiedad deportiva y lo que es más importante, cómo vamos a habituarnos a su presencia, a algo que nos está causando malestar.

Detectar el miedo y la tensión

Primer paso, Localización. En sesión localizaremos qué elementos nos despiertan miedo y tensión. Seguidamente, en visualización, evaluaremos qué nivel de perturbación se observa que provoca cada uno de los elementos localizados.

Crear una realidad

Segundo paso, Permiso. Este paso se basa en establecer un espacio para que la percepción del malestar sea una realidad momentánea, siendo conscientes que es nuestra interpretación del sufrimiento lo que nos limita, y no la situación en sí, objetivamente hablando. Este permiso, ¿qué nos facilita?, empoderamiento, capacidad y satisfacción al experimentar un afrontamiento resolutivo ante dicha situación.

Afrontar la situación

Tercer paso, establecer anclas. Una vez que desarrollamos la capacidad de afrontar una situación que nos despierta tensión, miedo, etc., instauramos un recurso denominado anclajes o establecer anclas. Un ancla es un recurso de asociación inconsciente, que nos permite despertar sensaciones agradables en momentos de tensión, habiéndolo trabajado previamente.

En definitiva, gestionar nuestra ansiedad, no es más que comunicarle a nuestro cuerpo que es una experimentación nuestra y, que podemos y somos capaces de afrontar cualquier dificultad, problema, ya que, la palabra problema trae consigo la palabra solución por definición.

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